-Una aventura de luz y de lluvia-
Puede parecer un asunto sin importancia pero lograr que un niño disfrute de los libros significa dotarle sin esfuerzo de la mayor herramienta de aprendizaje jamás inventada por el ser humano. Es el acceso a una parte enorme del conocimiento y al vehículo fundamental de relación entre las personas: el lenguaje.
No hacerlo no es ningún drama: no es necesario el gusto por la lectura para ser feliz, y hay, sin lugar a dudas, muchos lectores infelices: afortunadamente, la vida es muy amplia y tiene múltiples facetas desde las que realizarse personalmente. Pero un niño lector tiene ante sí una puerta abierta al infinito. El camino que recorra dependerá de muchos factores pero esa puerta está ya abierta, podrá atravesarla sin esfuerzo, ese mundo le pertenecerá desde el inicio.
Este pequeño ensayo pretende ayudar a los mayores a poner en la mano de sus pequeños esa llave invisible, imprevisible, insegura e incierta pero capaz de abrir las alas de la mente al abrir las páginas de un libro, esa llave mágica que franquea el paso al universo del conocimiento y de la fantasía.
Casi nada ¿verdad?
Bueno, seamos ambiciosos y a la vez realistas […]
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Guau!! Vaya currada y genial post. Tengo que ponerme un poco las pilas y buscar esos libros tan especiales. Sofia el gusto, la afición, la capacidad de concentración y juego con los libros ya los tiene!
Pablo, me parece un artículo muy, muy interesante y de una gran sensibilidad. Muchas gracias por compartirlo y transmitirnos el gusto y el placer por la lectura. Algunos títulos los conocía y ya los hemos ido leyendo en clase (precisamente hoy el de Nadarín), pero otros no, así que, como estoy convencida de tu buen gusto y criterio, los iremos adquiriendo… Un abrazo