-O los hallazgos del olvido-
Esta película tiene dos cosas: por un lado Kate Winslet es prácticamente un seguro de que, al margen de lo que hagan los demás implicados en una película, está será más que aceptable; por otro lado, Jennifer Connelly es prácticamente un seguro de que, independientemente de cómo se empeñen en caracterizarla, una belleza excelsa impregnará la cinta en cada uno de sus planos. Así que la película merece la pena. No sólo por ellas, claro, pero sin todo lo demás, ellas solas bastarían.
Little Children –traducida como Juegos secretos– es una película de 2007 que hemos visto por segunda vez accidentalmente. En el caos de carátulas del videoclub acabó en el cesto ésta, entre la prisa y la desmemoria. He de decir que pese a mi notoria juventud, tengo por norma olvidarme de casi todo lo sucedido en el pasado. Esta habilidad envidiable no me cuesta esfuerzo, me sale sola, y en general la considero positiva a excepción de cuando discuto. Cuando discuto bien, con el cuchillo entre los dientes, necesito episodios concretos del pasado para echárselos en cara al otro, y suele sucederme que en mitad del fragor, el adversario –perro viejo ya- se aprovecha del caos de mi memoria y de repente me dice que no, que no fue así, “eso no pasó así”, me dice ya con cierto retintín.
-Yo juraría que sí… –empieza la duda a minar los muros de la patria mía.
-¡Que no, joder! –y he aquí el principio de mi pronta –si un tiempo fuertes ya desmoronados- y poco honrosa claudicación.
Otro inconveniente es que la desmemoria tampoco se lleva bien con la erudición, pero a su vez no hace buenas migas con la pedantería, con lo que estamos fifty-fifty. Sea como fuere, he sabido desde las primeras tomas que había visto esta película pero no he sido capaz de adelantarme al argumento, con lo que he podido disfrutar de ella. Bendito olvido.
En cuanto al guión, se trata –otra vez- de una película típicamente americana, suburbio rico profundamente conservador en el que un personaje un poco heterodoxo, un guiño claro a Madame Bovary –Kate Winslet- intenta sacarle más jugo a la vida. Matrimonios en crisis, relaciones extramatrimoniales, hijos pequeños y apariencias que guardar.
-¿La felicidad? Pese a ser obligatoria, no vive allí.
Se introduce a su vez un elemento de miedo social -excelente papel de Jackie Earle Haley- que funciona como historia paralela a la de los protagonistas, y en varias escenas de la película se nos presentan situaciones realmente cómicas.
La película es redonda y tiene un final un tanto desconcertante, de los que dan para mucho palique después de verla. Así que merece la pena buscarla. Yo, desde luego, ya la he catalogado entre los hallazgos de mi olvido.
Trailer:
Tema interesante:
«Fly me to the moon» Versión en directo de Frank Sinatra, 1969.