«-Si yo hubiese tenido mi ganado, Laura –dijo con una voz que le resultaba desconocida-, podría… Bueno, todo podría haber sido diferente, pero el dinero era de Edwards.
-La mayor parte era de Blossom- le corrigió ella con calma-. Yo heredé la misma cantidad de mi abuelo que ella, y me preguntaba qué podría hacer con él.
Priam la miró con la boca abierta. Ella volvió la vista con inocencia hacia atrás.
-¿A pesar de todo? –preguntó escéptico-. ¿A pesar de que… la casa está medio quemada?
-La casa está en pie a medias –le corrigió ella.
-Esa es una forma de verlo –reconoció él. La tomó de la mano, carraspeó y comenzó: -Laura…
Ella le tocó con la punta de los dedos un lado de la cabeza.
-Por favor, sonríe un poco, Priam. No es un funeral de lo que vamos a hablar ahora –le insinuó.
Su sonrisa fue como un disparo que asustó a un mapache que estaba entre los álamos.»